Padre Nuestro…
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Mi saludo con los mejores deseos de paz y bien en el Señor. Que esta semana que comenzamos sea para vivirla en el amor que se entrega libremente y con alegría. Además con la convicción profunda que el Padre Dios que nos ama se da en su Hijo para que nosotros lo tengamos todo. El Padre que está en el cielo y que nos cuida y acompaña para que nunca nos falte el pan de cada día y que sigue dispuesto a ayudarnos si con amor y confianza nos acercamos a Él.
En el texto del Evangelio que nos presenta la liturgia en este domingo XVII del tiempo Ordinario (Lc. 11, 1-13) uno de los discípulos le pide a Jesús que a ellos les enseñe a orar y es entonces, en la enseñanza de Jesús, que descubrimos que no hay métodos para la oración. Jesús enseña a orar orando y la oración que enseña Jesús se convierte en la expresión de todo aquello que nosotros sentimos o sabemos de Dios. Para Jesús orar es acercarse al Padre que está en el cielo y del cual deseamos que en nuestra vida y obras Él sea santificado, es decir, reconocido como aquel que es el amor de nuestras vidas y del cual vivimos eternamente agradecidos.
Pedimos a Dios que se dé a conocer por medio de nuestra vida.
Que su Santidad se refleje en la nuestra. Dios nos ama. Es Padre y nosotros somos sus hijos. Al llamarlo Padre nosotros nos declaramos hijos, que somos de su entera pertenencia. Estamos en su corazón.
Del Padre esperamos siempre lo mejor, que llegue a nosotros su Reino, Jesús, que es en la vida amor, justicia, verdad, paz; esperamos que nos siga dando el Pan de cada día y si ese pan es el cuerpo de su Hijo que es vida para quien lo come, será el culmen de su bondad y expresión de su amor. En la oración del Padre nuestro pedimos perdón a Dios de la misma manera que nosotros perdonamos. Él no se queda con nada pero espera que nosotros demos lo más amoroso y sublime que de Él tenemos que es el perdón y la misericordia.
Dios es Padre, es el buen amigo, es generoso.
Siempre está para ayudarnos, para sacarnos de nuestras necesidades y librarnos de las angustias. La oración así se convierte en certeza de fe. El Padre bueno, compasivo cuando pedimos nos da y está regalándonos su Espíritu Santo en el cual nos da su fuerza y su poder para poder obrar en el mundo con autenticidad.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
Fuente: https://parroquiacarmelitascucuta.com
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