CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

PARA ESTA SEMANA JULIO 8 DE 2018

PARA ESTA SEMANA JULIO 8 DE 2018

Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Les deseo desde ahora una semana de bendiciones, que la virgen María, la Madre del Carmelo, nos lleve de su mano a Jesús, nos haga perseverantes en la fe y que nos enseñe a guardar en el corazón la Palabra de Dios.

En el Evangelio de este domingo (Mc. 6, 1-6) nos encontramos con que las personas que conocen a Jesús, los de su ciudad, sus amigos de infancia, de juventud; sus amigos de la Sinagoga con los que se reunía cada sábado a orar se sorprenden cuando al regresar Jesús con el grupo de discípulos (seguramente también conocidos por los amigos de Jesús), le escuchan hablar con autoridad y con una sabiduría tan alta que, ellos no entienden de dónde le pueden venir estas cosas. Y comienzan a pensar desde la lógica humana, que tantas veces es lejana y distinta a la de Dios; quieren entender lo que pasa con Jesús con argumentos que ellos creen que son los verdaderos o al menos los más válidos.

Ellos saben que Jesús es hijo de José y de María; ellos conocen la familia de Jesús, pero desconocen que Jesús es Dios. Y el conocerlo tanto terrenamente les impide a muchos dar el salto en la fe y empezar a conocerlo desde Dios, desde los proyectos de Dios, desde la Escritura.

Difícilmente podrán creer que Jesús sea Hijo de Dios.

La gente que ese sábado se reunió en la Sinagoga de Nazaret, muchos de ellos que conocen a Jesús, igual reconoce que tiene sabiduría, que hace milagros, que es alguien excepcional. Y es que le escuchan hablar. Jesús habla de lo que sabe, de lo que vive, de lo que ama y obviamente eso tiene su encanto, su seducción, su sabiduría.

Jesús no hace una aproximación al misterio de Dios; habla Palabra de Dios, nos revela a Dios; nos lo acerca. Y aunque reconocen todo de Jesús se sienten sorprendidos y hasta escandalizados, en lugar de abrir el corazón lo acaban cerrando.

Seguramente cuando escucharon hablar a Jesús, muchos de los que le “conocían” pensaban que estaba “loco”, “fuera de sí”. No era normal que Jesús supiera tanto y hablara así de Dios, que hiciera milagros y fuera capaz de enseñar a todos.

El Evangelio nos dice que la multitud se escandalizaba a cuenta de Él.

Digamos mejor que la multitud no se abrió a Jesús, a la experiencia de Dios y se quedó con lo que pensaban del mismo Dios. Se cerraron a cualquier revelación de Dios.

Al pueblo le faltó fe; cambiar de mentalidad; abrirse a la experiencia del Dios amigo y cercano. Al pueblo le faltó entender que Dios también actúa en lo cercano, en lo familiar, que Él existe y hace suyas las cosas para nuestro bien. Debemos nosotros también entender que el Señor siempre nos habla y no solo por la Palabra sino también por el testimonio y la cercanía de tantas personas; Dios siempre tiene algo para decirnos, algo para enseñarnos, algo para darnos. Por eso hay que estar atentos y preparados, dispuestos en el corazón para escucharlo y dejar tantos prejuicios con respecto a personas que podamos pensar que no tienen nada de Dios para darnos o enseñarnos. Recordemos que Dios a todos nos habita y que en cada uno Él hace su obra.

Pero sea lo que sea no dejemos de hacer y de decir las cosas de Dios y mucho menos entre los que nos conocen, los familiares y amigos. Dios es para todos y si por nosotros logra ser conocido y amado entonces podremos gloriarnos en una vida llena de sentido, llena de Dios.

Una semana de bendiciones,

P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.

PARA ESTA SEMANA JULIO 8 DE 2018

Más reflexiones del Padre Jaime Alberto Palacio González, ocd

Fuente: http://ow.ly/RuS230moX76

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