Santísima Trinidad
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Mi saludo con los mejores deseos de paz y bien en el Señor, que en cada una de sus expresiones de amor:
Padre, Hijo y Espíritu Santo, nos manifiesta su fidelidad, su misericordia y su compasión.
Dios Padre que nos crea siempre sale a nuestro encuentro, quiere caminar con nosotros por medio de su Hijo y quedarse para siempre en nosotros por su Espíritu Santo. En la Trinidad descubrimos un solo proyecto: salvación y un único medio: el amor. Dios que ama y Dios que salva. Dios que siendo Uno se manifiesta en Tres, que son distintos pero que tienen una única relación: el amor. El Padre creador engendra al Hijo y el amor es el que los hace fecundos.
En el misterio de la Trinidad, el Padre se acerca al ser humano, lo escucha y acepta ser compañero de camino en medio del desierto. Dios Padre que rescata al pueblo de la esclavitud ahora camina con ellos y los toma como su propiedad. Nuestro Padre, más allá del pecado o de las ofensas del pueblo no se olvida de ejercer su compasión y misericordia justo con los más débiles, con los que más necesitan de Él.
Dios de amor y de paz es también nuestra alegría y nuestra fuerza, por eso acogerlo, escuchar su Palabra y ponerla por obra es fundamental para que alcancemos la plenitud de la vida eterna y la hagamos realidad entre nosotros. Somos y estamos invitados a ser en plenitud expresión de ese amor que nos desborda.
Tenemos vida eterna y así como Jesús ha venido a salvarnos de esa misma manera, sin límites, nosotros amando salvemos a los demás.
Amemos como Dios Trino nos ha amado, que nuestra realización sea amar, salvar; que nuestra forma de ser sea de hombres y mujeres compasivos y misericordiosos; que a la manera de Dios Trino nos hagamos presencia que acompaña, fortalece y anima en la entrega por el bien de la humanidad. Que como Dios sigamos creando, como el Hijo redimiendo y como el Espíritu Santo llenando de fuerza y de consuelo a los que caminan con nosotros.
El amor cuando se vive lleva a plenitud lo que somos en esencia; amando nos parecemos cada vez más al Amor, nos asemejamos a quien en amor y por amor nos ha creado. Dios nos hace sentir amados cada vez que se acerca, que abraza y que da a su Hijo en amor por la redención. Desde el amor con el que somos amados y debemos amar a los demás, las cosas se ven diferentes, se ven desde el corazón, desde el amor.
A las personas se les salva amándolas y no destruyéndolas. Imitemos en todo la manera de amar, tenemos el Espíritu de Dios que mora en nosotros y que es vínculo de amor entre nosotros y la Trinidad.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
Fuente: https://parroquiacarmelitascucuta.com
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