PARA ESTA SEMANA MARZO 14 DE 2021
Todo el que cree en Él tiene la vida eterna.
Mis queridos amigos de santa Teresita, de San José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Mi saludo que lleva los mejores deseos de paz y bien en el Señor que vino a darnos la vida, la salvación.
En el Evangelio de este domingo IV del tiempo de Cuaresma (Jn.3, 14-21) vemos que Jesús en la cruz se convierte en el gran signo de nuestra salvación, el signo del amor de Dios. Hoy nosotros podemos mirar al crucificado y sentir que de Él sale una fuerza que nos llena de vida, que nos redime y que nos trae la paz. La fuerza del amor.
La mirada que nosotros tenemos para mirar al crucificado debe ser una mirada de fe, es desde la fe que nosotros encontramos el misterio salvador de Dios que nos ha entregado a su Hijo único.
Realmente no era necesario que Dios nos diera este signo de su amor, Él ya nos lo había mostrado y en la encarnación el amor llega a su plenitud en cuanto que asume nuestra condición humana, camina con nosotros y desde nosotros el plan de salvación se anuncia y se abre a todos; pero el mundo, de entonces, necesitó de este signo y Dios, en su Hijo de nuevo, nos ha demostrado hasta dónde llega su amor y el deseo de su corazón que todos nos convirtamos y creamos en el salvador.
Jesús en la cruz es signo de salvación. A nosotros nos toca abrir el corazón, creer en Él para así alcanzar la vida eterna. La muerte en cruz trae consigo la vida, la eternidad. Jesús es nuestra salvación y acogerlo a Él es acoger la vida, la alegría y la esperanza de saber que el cielo es nuestro, que el Padre nos espera y que el amor nos salva. Acoger a Jesús, estar con Jesús, es también vivir lo que Él vivió; es hacer de su vida nuestra vida y de sus enseñanzas nuestro faro de luz. El que acoge a Jesús, el que está con Él entiende que solo el amor a Dios, así mismo y al prójimo, es la opción para la salvación.
Los invito a que nos abramos al misterio salvador de Jesús, que miremos el crucificado y en Él todo el amor del Padre por nosotros y que sin miedo nos acerquemos. Él es luz; tomemos la decisión por la luz, por no caminar en tinieblas. La decisión por el Reino y por la eternidad. No nos cerremos al amor que nos puede salvar, miremos con fe al crucificado.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
Fuente: http://ow.ly/yNJb50D4tDR