PARA ESTA SEMANA MARZO 17 DE 2019
Los discípulos comprobaron en la Transfiguración lo que por fe habían creído.
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Mi saludo con los mejores deseos de paz y bien. Una semana llena de bendiciones y un caminar en santidad hacia la Pascua.
El texto con el que nos encontraremos este domingo segundo de Cuaresma (Lc. 9, 28b-36) nos presenta a Jesús orando y con él están tres de sus discípulos (Pedro, Juan y Santiago) y es en oración que se transfigura, que muestra su esencia de Dios, su ser de Dios. Es en este contexto en el que el Padre nos habla y nos presenta a Jesús como su Hijo, el escogido, y nos invita a escucharlo. El Padre en estos tres discípulos nos invita a no desfallecer, a perseverar, a seguir creyendo en Jesús, su Hijo. Una invitación a la fidelidad y a seguir caminando con Jesús venga lo que venga. Fieles hasta siempre, en la muerte y en la resurrección.
Jesús se “revela”, deja ver su gloria y dignidad a los tres discípulos; era importante que ellos comprobaran lo que por fe habían creído.
Es el Hijo de Dios. Esto les llena de alegría, les hace volver la paz al corazón, después del anuncio de la pasión, y le da sentido a la renuncia y sacrificio que han hecho para estar con Jesús, por caminar con él. La transfiguración se vuelve “un aire” que anima e impulsa a seguir. Ellos ya lo han comprobado: Jesús es el Hijo de Dios, el elegido.
Y es a Jesús a quien debemos escuchar así muchas voces nos digan que perdemos el tiempo, que estamos lejos de la salvación. La Transfiguración hace que la fe vuelva y se convierta en un bálsamo, justo después que se había hablado de pasión, de cruz, de muerte e inclusive de la resurrección. Saber que Jesús es Dios y que Dios nos ama y camina con nosotros y quiere salvar, redimir toda la creación por medio de su Hijo, eso llena el corazón, de paz y aumenta la fe.
Nosotros ya sabemos en quién hemos creído, en quien hemos puesto la fe y la esperanza.
Nosotros sabemos lo que significa la muerte de Jesús y hemos sentido la alegría y la esperanza de la resurrección, nosotros debemos permanecer, perseverar y dar testimonio, con la vida, que Jesús es el Señor, que ese que ha sufrido la muerte es el que nos ha salvado, que su amor ha sido entregado. Que Jesús es el Hijo de Dios, el que ha llenado de plenitud nuestra vida y es a quien debemos escuchar siempre porque sus Palabras y enseñanzas son las de Dios para la vida del mundo.
El Padre sabe que para Jesús y para la comunidad las cosas serán complicadas, dolorosas y de alto riesgo en lo que a la fidelidad del seguimiento atañe. Por eso es el mismo Padre el que poniendo toda la confianza en su Hijo también nos invita a que nosotros la pongamos en Jesús. El Padre sabe que el proyecto del Reino en Jesús tiene su cumplimiento y Jesús sabe también que la continuidad del proyecto del Reino, después de su muerte, tendrá su cumplimiento en sus discípulos. Por eso la insistencia, en que escuchemos a Jesús, sus enseñanzas, solo así no nos perderemos y todo el plan de Dios se irá cumpliendo. Confesemos la fe en este camino cuaresmal, escuchemos la voz de Jesús y sigamos trabajando por el Reino.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
Más reflexiones del Padre Jaime Alberto Palacio González, ocd
Fuente: http://ow.ly/puyd30o4tfI