Salir de sí para que el amor propio se proyecte en el bien hacía los demás.
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo, mi saludo que lleva los mejores deseos de paz y bien en el Señor que nos invita a entregar la vida porque en el amar a los demás, en el reconocer la dignidad del otro, en servirlo, está contenido todo el proyecto del Reino. Es salir de sí mismo para que el amor propio se proyecte en el bien que podemos hacer a los demás.
Esto seguramente a todos nos cuesta, nos es difícil: perderse en los demás, renunciar a un protagonismo que tiranice, amar sin condiciones hasta ser capaces de perdonar y dar la vida por los demás; en todo glorificar la existencia “aborreciendo” lo que nos impide darnos, dejar de ser para comenzar a ser en los demás; morir para vivir eternamente, entregar la vida para que los otros la tengan en abundancia.
Todo esto se resume en lo siguiente: configurarse con Cristo para que sea Él quien viva en nosotros.
Tomemos consciencia de que somos presencia de Dios, existimos en Él y esto hace que seamos dóciles a su enseñanza, fuertes en la entrega y fieles en el seguimiento que se hace donación. Es importante entonces que nosotros crezcamos en la experiencia de Dios, que no desviemos el camino, que entendamos que cada día morimos para vivir, que cada vez que nuestra vida es sepultada por una causa noble, resucitamos. Que nuestras obras perduran en la medida que aprendemos a vivir en los corazones de los demás. Estamos para glorificar al Padre Dios que nos ama y que jamás nos dejará solos en nuestra entrega.
Aprendamos a ser testigos y a perseverar.
Vendrán momentos difíciles y cargados de tristeza. Vendrán momentos de desánimo y deseos de querer abandonar el proyecto de Dios. Pero al mismo tiempo estamos llamados a entender que Dios está ahí, que Él se glorifica en nuestra entrega y que la recompensa será grande en la eternidad. Somos instrumentos de salvación en las manos de Dios.
Nos dice el Evangelista Juan (12, 20-33) que es el texto propuesto para este V domingo de Cuaresma, que algunos griegos de los que llegaron a Jerusalén quieren ver a Jesús, es decir, quieren entrar en una relación más directa con aquel del que han escuchado muchas cosas y que sobre todo no le teme a la muerte, a ser juzgado ni condenado por las autoridades religiosas. Jesús es la semilla que se entrega para convertirse en vida nueva para muchos.
Nosotros podemos ser cercanía, presencia de Jesús.
Somos sus amigos, los que caminamos con Él, los que tenemos como proyecto de vida su Reino y para las personas quieren conocer a Jesús nosotros podemos hacer de intermediarios en la medida que nosotros también llevemos a Jesús en nuestra vida, en nuestro corazón y Él sea la razón de nuestra manera de ser, de obrar. Hagamos todo lo que Jesús nos pide y seamos testigos de un amor que supera la eternidad.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
Lo más leído: Las 20 oraciones destacadas en www.oblatos.com
3. 15 minutos en compañía de Jesús sacramentado
4. Oración de una mujer por la salud de su esposo
7. Oración para antes de leer la biblia
8. Oración para antes de un viaje
9. Oración por los padres difuntos
11. Nueve domingos al divino niño Jesús
16. Oración antes de la confesión
18. Oración para antes de tomar una decisión
19. Ave María en varios idiomas
20. Coronilla de la divina misericordia
Fuente: P. Jaime Palacio
Más reflexiones del Padre Jaime Alberto Palacio González, ocd.