PARA ESTA SEMANA MARZO 22 DE 2020
“Yo soy la luz del mundo”
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Mi saludo cordial lleno de esperanza. Hoy de manera especial les pido que nos mantengamos unidos en la oración, que disfrutemos de la presencia de los seres queridos y que tratemos de mantener en todo la paz y la alegría. Dos nos ayude y pronto se encuentre la cura para la pandemia.
Entramos ya en la cuarta semana de Cuaresma y nos encontramos con el texto del ciego de nacimiento. Todavía muchas personas no pueden ver a Jesús, pero Jesús sí no ve y descubre nuestra pobreza, constata nuestras limitaciones y se dispone a ayudarnos. Al vernos nos pide apertura, acogida, disponibilidad; Jesús es compasivo y está dispuesto a acogernos a pesar de la ceguera o del pecado, o de lo lejanos o cercanos que estamos de Dios y del prójimo. Jesús es la luz que alumbra nuestra tiniebla, que vino no solo a que nosotros por él volviéramos a ver las cosas de otra manera, sino que también es luz que alumbra nuestro camino.
Dios muestra de manera especial su amor con el débil, con el humilde; su misericordia con el pecador; su ser luz con quien está en tinieblas, en la ceguera; el ser vida eterna ante la muerte. En el ciego que nos presenta este texto de Juan (9, 1-41) la idea está en que entendamos que el ser de Jesús es ser luz y que como Dios Él disipa las tinieblas. Él viene como luz del mundo y el Padre lo ha enviado para iluminar, para colmar de claridad nuestra vida. Que la luz nunca nos falte para que no vayamos a caer o nuestra vida se derrumbe por falta de horizontes claros.
Jesús es Dios y en su Padre tiene poder creador
Él de nuestra fragilidad puede hacer que seamos fuertes y que nos valgamos por nosotros mismos. Jesús nos quita la dependencia que genera la ceguera. Jesús hace nosotros hombres nuevos, capaces de valernos a nosotros mismos; nos levanta, nos pone en camino, nos hace descubrir el valor de la vida que se lucha día a día. Pero algo fundamental para que algo nuevo desde Dios nos suceda es la obediencia en fe. Creerle a Jesús; hacer lo que nos manda siempre será para nuestro bien.
Y mientras el ciego recupera la vista y está convencido que Jesús es un profeta, algunos fariseos prefieren quedarse en la ceguera y no reconocen a Jesús como Aquel que Dios había prometido, el Mesías, su propio Hijo. Y mientras unos se abren otros se cierran; mientras unos creen otros toman la decisión de no hacerlo, mientras uno ven otros optan por la ceguera. Todo esto genera Jesús; espero que nosotros siempre seamos de los que creen, de los que se abren a Dios, de los que recuperamos la vida; de los que optamos por Jesús.
Definitivamente resultan peligrosas las personas que se “apropian” de Dios y que no permiten que otros tengan experiencia de Él. Peligrosos son aquellos que se cerraron a la novedad de Dios, a su humanismo, a su bondad y misericordia por andar atados a tradiciones, a normas, a preceptos. Dios es Dios y seguirá siendo la razón de la alegría para todos los que confiamos en su amor, en su Palabra y nos abrimos a su acción misericordiosa.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
Más reflexiones del Padre Jaime Alberto Palacio González, ocd
Fuente: http://ow.ly/sck650ySjqp