Primer domingo de Cuaresma.
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Mi saludo cargado de buenos deseos para la semana que comenzamos, Dios a todos nos colme de bendiciones y nos regale la fuerza del Espíritu para resistir a la tentación y así, alimentados de su Palabra nosotros seamos testigos de su amor en medio de la humanidad.
La oración colecta de este primer domingo de Cuaresma nos habla de unas prácticas cuaresmales que nos llevarán al conocimiento del misterio de Cristo y que nos ayudarán a que nos dirijamos hacia una conducta cada vez más digna. Me he preguntado sobre mis prácticas cuaresmales, aquellas que vienen insinuadas en el Evangelio de Mt (6, 1-6.16-18) y que hablan del ayuno, la limosna y la oración.
Pregunta
Me he preguntado si realmente he crecido en el amor al Señor y si he logrado adquirir una conducta mucho más digna haciendo las cosas que agradan al Señor, principalmente aceptando a las otras personas con amor. La oración colecta nos explica el sentido último de las prácticas y cómo al vivirlas nos sumergen en el misterio del amor del Padre manifestado en Cristo lo que hará que obremos conforme al querer de Dios, a llevar una vida con un comportamiento más digno del amor que hemos conocido.
El Evangelio de las tentaciones (Lc. 4, 1-13) nos presenta a Jesús que lleno del Espíritu Santo es conducido al desierto, al lugar de la preparación a su vida pública, al lugar de la decisión y del encuentro, en medio de las adversidades de la vida, con el Padre y con las muchas razones (tentaciones) que se podrían encontrar para abandonar el proyecto del Reino.
La misión
El Evangelio nos muestra a Jesús convencido de su misión; tiene claro que Dios es el protagonista de la historia que el Padre Dios con su vida (la de Jesús) escribirá. La Palabra de Dios sustenta a Jesús y es la que le ilumina en su misión; en la Palabra de Dios Jesús encuentra todas las razones para amar, para perseverar, para poner en su lugar al tentador. Y aunque el tentador siempre estará pendiente para atacarnos nosotros ya sabemos que la oración, la Palabra de Dios y la fuerza del Espíritu nos permitirá salir siempre adelante y caminar en fidelidad.
Dios nos necesita, nos regala su Espíritu que ahora nos invita a una preparación real para el acontecimiento pascual en el que, por la vida ofrecida por Jesús, nosotros estaremos listos para comenzar una vida nueva. Y vendrán las tentaciones, pero sabremos resistir ya que estamos, por la práctica del ayuno, por la vida de oración y la solidaridad con los demás, sumergidos en el corazón amoroso del Padre.
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
Fuente: http://ow.ly/KDgs50Fe8gz
Más reflexiones del Padre Jaime Alberto Palacio González, ocd