CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

PARA ESTA SEMANA MAYO 2 DE 2021

PARA ESTA SEMANA MAYO 2 DE 2021

Llamados a dar fruto abundante.

Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Mi saludo que lleva los mejores deseos de paz para la semana que comenzamos. Que Dios nos permita vivir en fidelidad la vocación a la que hemos sido llamados y que cada uno pueda dar los frutos que Dios mismo espera en bien de los demás.

Inspirados por el texto del Evangelio de san Juan propuesto para este quinto domingo de la Pascua (Jn.15, 1-8) podríamos, para la reflexión de esta semana, quedarnos sencillamente con la invitación que Jesús nos hace a permanecer en Él y en sus Palabras que son vida. Como cristianos estamos llamados a la unidad, a ser como Él pero existiendo en Él. Si permanecemos en Jesús damos fruto abundante pero el llamado es también para que por nosotros o a través de nosotros muchas personas, alimentadas de la savia que nos nutre (que es la Palabra de Jesús), den fruto abundante. La dinámica es: sostenidos en Jesús, alimentados por Él, dar fruto y siendo fruto, por nuestras obras, nos hacemos vid para las personas con las que tenemos la posibilidad de compartir la vida.

El Padre cuida del Hijo, Jesús permanece en el Padre; lleva por dentro la vida del Padre. Jesús cuida de nosotros y si permanecemos en Él que es la vid, llevaremos por dentro la vida del Hijo, de Jesús y en Él la vida del Padre. Viviendo en la intimidad, en la profunda relación y cercanía con Jesús así, y sólo así podremos dar fruto. Para ser de Él (de Jesús) el Padre nos poda (por su Palabra). Ha sido el mismo Dios el que permite que existamos en su Hijo, ha sido el Padre el que nos ha llevado a Él y es el mismo Padre el que se encarga de “podar”, de purificar, de santificar a los que dan fruto, a los que han permanecido, los que han sido fieles. Pero también es el mismo Padre el que quita de Jesús todo sarmiento que no da fruto.

Trabajemos por permanecer en Jesús, que como escribe san Pablo, “nada nos aparte de su amor”, desde Jesús hagamos nuestra vida fructífera, agradable. Sin Jesús, lejos de Él, el cristianismo no tiene sentido y está destinado a la muerte. No podemos presumir de cristianismo si nuestra vida no se vive desde la experiencia de la fe, del “estar y ser uno” en Jesús. Seamos oyentes de la Palabra, oremos con fe; la gloria del Padre se manifiesta en lo que Él hace por nosotros. Que permanezcamos en Jesús para que Jesús permanezca en nosotros; hagámonos Uno con Él para que sea el Padre que nos permita dar fruto abundante.

Permaneciendo en Jesús, dejando que Él nos haga uno con Él llegamos a conocer la voluntad de Dios sobre cada uno y la humanidad, aprenderemos a mirar desde Dios y amaremos de la misma manera que Él nos ama, por eso al que permanece en Jesús, en sus Palabras; el que lo conoce realmente aprende a pedir con confianza, y todo lo bueno que desea y ama se le concederá. Cada regalo de Dios se convierte en bendición y en cada obra Dios sigue mostrando su grandeza y su amor por la humanidad.

Con mi bendición:

P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.

Fuente: http://ow.ly/dZjy50ECIuf

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