PARA ESTA SEMANA MAYO 6 DE 2018
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, de Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Un saludo lleno de buenos deseos, de mucha paz y de salud. Dios nos bendiga en los días que están por llegar y que su amor siga colmando nuestras vidas para nosotros poder amar desde Él a los demás.
Jesús ha sido el amor eterno del Padre, en su paso por el mundo Jesús experimentó su amor cercano, generoso; Jesucristo ama al Padre, lo ha amado siempre. Jesús nos ha amado con el amor de Dios y esto seguramente le ha llevado a la entrega sin reservas, a no perder la esperanza en el ser humano; lo ha llevado hasta el final en coherencia y entrega. Jesús sabe del amor del Padre: sin límites, si condiciones.
Un amor lleno de generosidad y que sabe alegrar el corazón del ser humano en cada palabra, en cada gesto, en cada detalle.
Jesús nos amó con su amor, con el amor de Dios. Y el amor de Jesús vale la pena porque es un amor que llena de sentido la vida, de felicidad el día a día y conforta en la esperanza. En el amor de Jesús somos y nos sentimos amados, es decir, importantes, protagónicos. En el amor de Jesús somos salvados, estamos seguros. Su amor es de amigo, de Señor, de hermano mayor que procura todo para que nada nos falte.
Jesús nos invita a permanecer en su amor y para esto a que guardemos sus mandamientos: amor a Dios y amor al prójimo. Amar como Él. Jesús siempre debe ser la referencia nuestra en la vivencia cotidiana del amor. Tener sus gestos, amar con la apertura de quien entiende que aun en los “malos” hay bondad y un corazón hambriento de ser amado y rescatado. Amar desde Jesús, permanecer en Él también significa asimilarnos a Él, entrar en lo más íntimo de su misterio, dejarlo que entre en lo más íntimo de nuestra humanidad. Es fundirse, entender que sin Él nada tiene sentido.
Conservemos la amistad con Jesús, hagamos lo que Él nos manda para que nuestra alegría sea completa. Jesús se nos ha dado del todo, sin reservas, nos ha amado hasta dar la vida. Nosotros sabemos qué es lo que quiere, cuál es su proyecto. Estamos invitados a permanecer en Él, a amar como él amó y a ser felices. En Cristo todo lo encontramos. Vayamos pues y demos frutos, que lo que hagamos permanezca y así desde el amor con el que hacemos las cosas, sea Dios el que se manifieste.
El amor que hay en nuestro corazón, en muchos, está por descubrirse, por estrenarse.
El amor es un don de Dios y por eso el amor hace parte del proyecto del Reino. Nacimos para amar, para cambiar, desde el amor, el mundo que necesita ser amado, salvado. Nacimos para ser felices, para tener vida. Por eso somos nosotros los responsables ante el mundo de hacer las cosas de otra manera, de mostrar que se puede vivir enamoradamente, sincera y limpiamente, que se puede ser justo y hablar la verdad.
Somos nosotros, desde el amor, los que debemos buscar al perdido, cargar al débil, ayudar al necesitado y descubrir en cada persona el rostro de Jesús. El amor es como el imán que nos lleva al centro del ser, de la otra persona y nos permite descubrirla en su ternura y bondad. El amor con el que amemos hace a la otra persona semejante a nosotros.
Amemos con el amor de Jesús, no nos cansemos de amar y lleguemos incluso a dar la vida: vale la pena vivir en el amor de Dios que se entrega y que redime.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
Más reflexiones del Padre Jaime Alberto Palacio González, ocd
Fuente: http://ow.ly/zcyl30moXp0