PARA ESTA SEMANA MAYO 9 DE 2021
“Permanezcan en mi amor”
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Los saludo con la bendición y les deseo una semana de paz. Que esta semana compartamos lo mejor de cada uno a los demás y sigamos trabajando por amar como Jesús nos amó.
En el texto del Evangelio de san Juan, que la liturgia nos presenta (15, 9-17) el Señor nos invita a permanecer en su amor.
Jesús sabe de amor.
Él es el Hijo amado de su Padre y en Él se complace. A Jesús hay que escucharle, sus Palabras son vida. La esencia de Jesús es el amor, Él es de condición divina y propio de Dios es el amor; el amor define su ser, su obrar. Jesús se siente amado por su Padre y todo lo que habla, lo que hace es inspirado por su Padre. El Padre Dios obra en Él porque Jesús se lo permite, vive su condición humana en obediencia, en Jesús lo más importante es cumplir la voluntad de su Padre.
El amante se abandona en el amado. Sentirse amado es saberse acompañado, es existir en el corazón y pensamiento de que quien ama, es estar seguro que hay una mano para sostener y unos brazos dispuestos a acoger cuando se cae o falla. Es importante permanecer en el amor de Dios. Permanecer es hacer vida su voluntad, cumplir sus mandatos, es amar como Él ama. Estar en Dios permanecer en su amor que llena la vida de alegría, la hace plena.
Jesús es fruto del amor del Padre, estar en Jesús, permanecer en Él, es existir en el amor del Padre, nos unimos, estando en Él, al Padre. En el amor que Dios nos tiene podemos llegar a ser uno en Jesús como Él y el Padre son Uno, llegamos a existir en Él.
Habitar en el corazón de Jesús, en el amor, nos lleva a cumplir, con alegría los mandatos del Señor.
Vivir en Jesús es permitir que la propia vida se transforme en la de Jesús. Como Cristo nos ha amado tenemos que amar a los demás: dando la vida por los amigos, comprometidos con los demás hasta el final. Somos parte de la cadena del amor de Dios, estando en Jesús permitimos que Dios sea conocido y amado.
Jesús ha recibido del Padre, por el Espíritu Santo, la fuerza, el poder, la Palabra; la cercanía y compañía que fortalece y consuela. En Jesús permanece el Padre y por el Espíritu, que es amor, el Padre permanece en Jesús. Jesús da lo que el Padre le regala y en Jesús el Padre se nos da como Dios de amor que busca nuestra salvación.
Llamados a sentirnos amados y seguros en el amor que Jesús nos tiene, invitados a permanecer en el amor y a dar frutos que perduren hasta la eternidad.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
Fuente: http://ow.ly/dZjy50ECIuf
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