Adviento: tiempo para salir al encuentro de Cristo.
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito y de tantas partes del mundo. Mi saludo con los mejores deseos de paz y bien y mucho más ahora que hemos comenzado un tiempo en la Iglesia que pretende disponernos y prepararnos para recibir a Jesús que llega; que viene de nuevo.
El que se hizo presente, carne, hace más de dos mil años, y nos mostró en sus actitudes, en sus palabras, en sus detalles; en su vida y en su pasión y muerte, el rostro y el amor de Dios, ahora regresa y se dispone a seguir su proyecto del Reino a través de cada uno de nosotros. De aquellas personas de buen corazón que le abren en espacio en sus vidas y corazones y tienen claro que solo el amor; que solo desde el amor, las cosas pueden ser diferentes; pueden ser siempre nuevas.
Por eso es que los invito a unirnos, durante toda esta semana, a la súplica de la oración colecta en la que le pedimos a Dios que nos conceda el deseo de salir al encuentro de Cristo.
Salir, un acto de valentía, que implica movimiento, dejar la comodidad, ponernos en camino.
Adviento tiempo de salir al encuentro del que viene a encontrarnos. Pero la idea es que el Señor nos encuentre bien dispuestos, practicando las buenas obras, atentos y vigilantes. Nos encuentre realmente deseando su regreso. Que por nuestra vida, por lo que hacemos de bien, por lo que podemos servir y ayudar, Jesús sienta que el mundo, desde nosotros, ha comenzado el cambio y anhela su regreso para que Él l sea la fuerza, el ánimo, la palabra y el alimento que necesitamos en esta vida en la que caminando hacemos camino y preparamos el camino del Señor.
Hay que desear, abrir un espacio. El corazón ha estado lleno, nos hemos descuidado, hemos pensado que tal vez ya el Señor no regresa. Muchos debemos despertar del sueño y prepararnos.
Dios tiene su tiempo: este es el tiempo. Dios tiene su momento: este es el momento. Dios tiene sus administradores a los que ha delegado tareas concretas para que todo siga adelante, para que las personas se sientan importantes se sigan sintiendo parte y dueños de este proyecto, de esta viña, de esta su casa: Nosotros somos esos administradores que llenamos o debemos llenar la vida de vida, la tristeza de alegría, la soledad y el silencio de esperanza. Somos quienes, desde Dios, podemos hacer sentir a todos en su casa, en el mundo, en la creación. Si Jesús viene es para llenarnos de alegría y para seguir mostrando al mundo que el Padre amoroso, tierno y misericordioso, quiere con nosotros, en nosotros y desde nosotros, salvar el mundo. Llenarlo de amor.
Por eso el Adviento es un tiempo para caminar hacia Belén, hacia el principio y comenzar a sentir que nos ha nacido un salvador. Adviento: caminar hacia Jesús y al encontrarnos con él decirle como el ciego: quiero o como el leproso: ten misericordia de mí, o como la Samaritana: dame de esa agua. Pero también para sentarnos como María la hermana de Marta a sus pies y escuchar sus palabras.
Adviento es un disponer los brazos para abrazar, el corazón para amar y la esperanza para acoger al que viene a colmar todas las expectativas de la vida y desde el cual podemos nacer de nuevo en el amor y en el Espíritu.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd