PARA ESTA SEMANA NOVIEMBRE 8 DE 2020
De nosotros es saber esperar, llenar de aceite nuestra espera.
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Mi saludo y mi abrazo para cada uno de ustedes y la invitación para que en esta semana que comenzamos nos preparemos, de modo muy consciente, para la llegada del Señor.
No sabemos el día pero que no nos falte el aceite del amor que es el que alimenta la luz ni tampoco nos falte el deseo constante de encontrarnos con el que nos ama y que de manera particular nos invita a su boda.
El Reino de los cielos (que es Jesús) llega a nuestra vida de la forma y en la hora que menos esperamos.
Estar preparados, tener las lámparas encendidas, estar en el lugar adecuado, viviendo con intensidad el momento, es fundamental. No está la sabiduría de la espera en hacer las cosas sino en la constancia, en la perseverancia, en el empeño que les ponemos. Ya sabemos que llega el esposo y que estamos invitados a la boda. Jesús pasará por nuestro camino. Vamos a disponernos para que cuando esto suceda nosotros le sigamos, participemos del banquete y nos gocemos de la presencia del Señor.
Nunca el Señor nos llegará por sorpresa, Él ha anunciado que pronto vendrá y nos ha pedido estar preparados, atentos; que estemos con las lámparas encendidas. La vida se gasta viviendo cada momento y cada instante con la intensidad que se requiere. Los enamorados saben esperar y el encuentro colma toda la esperanza. Muchas personas nos advierten sobre la importancia que tiene el momento y el valor de estar preparados en la espera y es de nosotros saber esperar, llenar de esperanza el tiempo que pasa y estar atentos, preparados para cuando nos llegue la hora.
No es tiempo para los desánimos, que nuestro dormir sea para recuperar las fuerzas y no para escapar de una realidad de desespero o desencanto como puede darse en este tiempo ya tan prolongado de pandemia en el que en lugar de ver una luz la tiniebla y el desaliento nos puede invadir. Hoy más que nunca tenemos que estar preparados, con las lámparas encendidas esperando el paso del Señor, su luz. Tenemos una invitación: salir al encuentro del Señor, participar del banquete de bodas.
Preocupémonos por llevar una vida conforme al querer de Dios, alimentemos nuestras lámparas con el aceite del amor.
Es tiempo para que vivamos en la luz y que iluminemos el camino para tantos que ahora caminan en las tinieblas.
No dejemos apagar las lámparas, respondamos con responsabilidad a los retos que el Señor nos pone, la responsabilidad delante de Dios es individual. No conocemos el día ni la hora de la propia muerte y por eso debemos estar siempre preparados, que el corazón se mantenga encendida, esté ardiendo. No descuidemos la relación con Dios, esperémoslo con alegría, con grandes ilusiones, estemos en comunión con Dios y que cuando llegue el esposo, cuando llegue Jesús estemos preparados.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
Fuente: http://ow.ly/ls1U50CeDnD
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