PARA ESTA SEMANA OCTUBRE 14 DE 2013
También Jesús pasa por el camino de nuestra vida no dejes de gritarle.
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana y de tantas partes del mundo. Un abrazo y mis mejores deseos. Que esta semana marque en cada uno la opción por el amor, por la misericordia frente a los más débiles.
Muchos de nosotros nos hemos alejado de Dios y también de muchas personas. Lo hemos hecho por situaciones concretas, por enfermedades, por pecados, por falta de amor pero la realidad es esta: muchos, también, estamos como los 10 leprosos al borde del camino esperando de la bondad, de la generosidad de alguien que quiera “tiranos” lo que desee compartirnos.
Por comportamientos que desdicen nuestro ser nos ponemos en situaciones límites. Y nos ponen en situaciones límite. La experiencia personal es que ante la falta y el pecado no sentimos amor sino el desprecio o el silencio o la dureza de las personas que siempre hemos pensado que nos han amado. Y eso nos margina. Nos aleja, nos cierra la posibilidad de existir. Nos llena de profundo dolor.
Hoy que Jesús pasa por el camino de nuestra vida queremos también acogernos a sus gestos y palabras de amor. Queremos gritarle que “tenga misericordia de nosotros”, queremos, con su fuerza y con su poder, quedar sanos. Queremos poder presentarnos delante de quien nos rechaza y decirle “Jesús me ha curado”, me ha hablado con amor, me ha mirado. En mi pecado, en mi enfermedad no se ha alejado. Al contrario, aún en medio de tanta gente, ha escuchado mi súplica y por eso, porque ahora soy sano, soy nuevo, regreso para seguir mi camino de la mano del Señor.
Esta es la historia de muchos de nosotros y espero que se siga escribiendo en cada persona que está necesitada de un amor tan desbordante y generoso como el de Jesús. Yo espero seguir volviendo a postrarme en su presencia y darle las gracias por todo lo que hace por mí, por haberme sanado. Jesús me ha desbordado en su amor independientemente de mi situación religiosa. Mira la persona, su ser de Dios, su esencia que es amor y bondad. Todos somos creación de Dios.
Jesús en sus palabras y en su mirada ha permitido que me reencuentre con la fe. Ahora sé que en mí mismo, cuando se me devuelve la confianza, cuando me siento amado y acogido, está la fuerza capaz de transformarme desde el interior. Es la misma fuerza del amor que es fe.
La gracia del Señor, su bondad, su cercanía, su pasar por la vida de cada uno será la que nos disponga para obrar siempre el bien.
Cuando uno cae en cuenta que está limpio; que el poder, el amor de Dios le ha sanado y él es el que nos ha vuelto a la vida debemos comportarnos como tal. Hombres nuevos, sanados por el amor de Dios.
Debemos comportarnos como personas que participan ya de la vida de la comunidad, que deben levantar la cabeza y postrarnos con humildad ante Jesús.
Todos ahora sabemos que debemos regresar y no hacer del mal, de la lepra una razón de vida, un motivo para seguir dependiendo de un amor que no nos hará libres.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd
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