PARA ESTA SEMANA OCTUBRE 17 DE 2021
Estar preparados y dispuestos para todo.
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Mi saludo con los mejores deseos de paz y bien para todos. Que la semana que iniciamos sea para comprometernos más con el servicio a los demás. Ese servicio que el administrador fiel debe brindar a su señor.
Cada uno de nosotros se acerca a Jesús con intereses diferentes. Hoy nos encontramos con el texto de san Marcos que nos presenta a los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, que quieren sentarse en la gloria con Jesús, uno a cada lado (10, 35-45) ¿Qué habrá de fondo en esta petición? Podríamos pensar en ambición o tal vez un deseo grande de dominar, de tener poder, de sentirse fuertes. Y ellos están dispuestos a todo con tal de alcanzar lo que se proponen; demostrarle a Jesús que ellos tienen no solo los deseos sino también las fuerzas para llegar hasta ese lugar privilegiado.
Y Jesús aclara que cualquier lugar o puesto en la gloria, le corresponde al Padre celestial pero que nuestro lugar aquí en la tierra debe ser el último.
Se nos invita a la pequeñez y al servicio.
Aquí las relaciones no son de poder o de dominio sino de amor y de entrega. Se deben pensar en los demás y en su crecimiento y protagonismo por encima del nuestro. Nuestra vida debe ser de ofrecimiento, de donación, de entrega como Jesús lo hace en la Eucaristía.
Nosotros debemos ir entendiendo que lo que da sentido a la vida no es el poder sino la disponibilidad para el servicio. El puesto de honor seguramente se lo llevarán aquellos que viven la cotidianidad de la vida con un corazón humilde y libre de ambiciones. Los que saben que lo que Dios ha dado es para enriquecer y darlo a los demás. Que el Señor nos encuentre siempre haciendo el bien, gastándonos la vida por el bienestar de todos aquellos que, siendo hijos de Dios, hermanos nuestros en Cristo, están muy cerca. Servir y amar es una linda consigna que los cristianos debemos ejercitar.
Que la corona de Gloria sea estar en el mismo lugar de Jesús, acompañándolo en su acontecer por la vida; que nuestro corazón llegue a la gloria de Cristo; y que nuestro lugar en el cielo sea el mismo de las personas que Él tanto amó, el de los pobres, de los pequeños y de todos los que saben servir.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
Fuente: http://ow.ly/KDgs50Fe8gz
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