CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

Para esta semana octubre 29 de 2023

Lo más importante sigue siendo amar.

Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Mi saludo con los mejores deseos de paz y bien. Dios nos regale la fuerza del amor para comprender que con empeño y sacrificio podremos amar de la misma manera que Él nos amó y que en su Hijo nos quedó demostrado.

Amar a Dios y al prójimo como a nosotros mismos supone una tarea personal de búsqueda, de superación, de aceptación y de reconocimiento no solo de los propios límites sino también de la propia grandeza y más aún de don que nos desborda, el que llevamos dentro: Dios creador que nos hizo a su imagen y semejanza, que nos habita y que con su Espíritu nos ayuda a dar lo mejor del amor que tenemos para darnos y dar.

El Evangelio de Mt. 22, 34-40 responde a la pregunta sobre el más importante de los mandamientos, cuál es el mayor en una escala donde el cumplimiento de la ley aparece como fundamental, como signo de pertenencia a un pueblo, a una manera de ser y de vivir la fidelidad.

La respuesta a la pregunta que le hacen a Jesús es fundamental porque sobre esa respuesta se puede construir una nueva cultura religiosa, una nueva forma de relacionarse con Dios y con los demás.

La religión que es cultura e identidad del pueblo judío se llenó de normas y preceptos, la vida estaba reglada de tal manera que todo era importante pero lo esencial, lo que les daba paz y alegría, lo que los podría llevar a una experiencia de vida fundada en Dios amador, se había perdido. ¿Qué era lo importante? Y la respuesta es una: amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo.

Tener claro cuál es el mandamiento más importante seguramente nos ayude a salir de la frustración de no poder vivir en su totalidad lo mandado por la ley o a la imposibilidad que tenemos muchos de obedecer a todo aquello que la ley ordena.

Aprender a discernir entre lo urgente y lo importante es fundamental en la vida, incluyendo la vida de fe.

Si queremos alcanzar la plenitud en la vivencia de la voluntad de Dios debemos partir siempre del amor a Dios que será luego fuerza y razón de ser en la entrega a los demás. Amar a Dios, amar por Dios. Eso es salir de sí, ser capaz de entregar la vida ya que la vida es un don recibido para dar. Amar a los demás debe ser consecuencia de amor personal sanado y redimido que nos lleve a pensar y a entender que los otros son regalo de Dios y posibilidad de hacer el bien.

Con mi bendición:

P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.

Para esta semana octubre 29 de 2023

Fuente: P. Jaime Palacio

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