CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

PARA ESTA SEMANA SEPTIEMBRE 16 DE 2018

PARA ESTA SEMANA SEPTIEMBRE 16 DE 2018

El Reino es un proyecto de Dios que delicadamente irá recuperando al ser humano para sí.
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Mi saludo pleno de bendiciones para la semana que comenzamos. Dios nos conceda siempre claridad para que en fe podamos seguir a Jesús entendiendo cada cosa que sale del corazón; esas cosas de Dios que siempre serán para el bien de la humanidad.

En el Evangelio que encontraremos este domingo 24 del tiempo Ordinario (Mc. 8, 27-35) nos damos cuenta que para entender lo que acontece al final de la vida de Jesús, para no escandalizarse, ni sorprenderse por las cosas que pueden pasar en Jerusalén, se necesita tener fe, mucha fe. Se necesita tener claro que Jesús es el Señor, el Mesías, el Hijo de Dios. Jesús sabe que tiene muchos enemigos, que le tildan de blasfemo, de faltar a las normas y leyes del judaísmo, de querer dividir con la interpretación de la Escritura al pueblo; también sabe que sus enemigos son poderosos, que pueden manipular al pueblo y que a alguien así como Él, que actúa y habla como Él, le espera la condenación, la injusticia de un juicio y hasta la muerte.

Jesús va con sus discípulos y quiere que ellos no se hagan ilusiones falsas sobre lo que puede pasar con Él y con ellos.

Jesús tiene claro que gran parte de sus discípulos no han entendido su misión, ni el proyecto del Reino. Que algunos buscan poder, otros lugares importantes de reconocimiento; unos anhelan que la promesa del Mesías sea el cumplimiento de tener una nación independiente y autónoma del Imperio Romano; pero Jesús les aclara a través de la respuesta que da Pedro: “Tú eres el mesías”, que venga lo que venga, el Reino sigue adelante porque es un proyecto de Dios y no de los hombres.

Que la muerte no marca el final de algo que Dios ha iniciado con tanto amor, sino que también la resurrección existe y que es en la resurrección que Dios restaura todo lo que parece perdido. Que en definitiva Dios es el dueño de la vida y de la muerte.

Jesús invita a Pedro a seguirlo, a caminar detrás de Él.

Lo invita a asumir el caminar con todas las condiciones, pero también a que piense como Dios y no como los hombres, que entienda que este proyecto de amor tiene que ver con el perdón, con la confianza en el Padre, con la humildad, con la renuncia. Tiene que ver con la fidelidad a pesar de tantos enemigos y persecuciones. Dios nos ha elegido para salvar con Jesús a la humanidad así eso implique para muchos la muerte.

En la vida del seguidor de Jesús, del creyente, el que debe primar en todo es Dios y no nosotros ni nuestras obras. Todo es por Él y para Él. Él debe ser nuestra seguridad, nuestro apoyo; Él es nuestra riqueza. Y por Él renunciamos para que Él sea a través de nosotros quien siga sanando, liberando, salvando. Ganemos la vida entregándola a Dios; ganemos el mundo para Dios dando testimonio de Jesús, amando a los demás y reconociendo la dignidad que ellos tienen y no perdamos la razón de ser de nuestra existencia que es el amar.

Vamos a cuidarnos de todo aquello que nos puede hacer caer y hasta hacerle perder sentido a lo que creemos y confesamos en fe; cuidado con “satanás”, es decir, con aquel y aquellos que se oponen al proyecto de Dios, que nos apartan del camino del Señor; cuidado con aquello que nos hace pensar distinto a Dios que piensa con la cabeza, con el corazón, con el amor. Vayamos adelante y que sea Jesús quien siga guiando nuestro caminar.

Con mi bendición:

P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.

PARA ESTA SEMANA SEPTIEMBRE 16 DE 2018

 

Más reflexiones del Padre Jaime Alberto Palacio González, ocd

Fuente: http://ow.ly/1K0g30moWKK

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