CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

PARA ESTA SEMANA: SEPTIEMBRE 19 DE 2016.

PARA ESTA SEMANA: SEPTIEMBRE 19 DE 2016.

Sembrar para cosechar.
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito y de tantas partes del mundo. Bendiciones para la semana que comenzamos. Una semana para que juntos trabajemos la coherencia de vida, la fidelidad en cualquier circunstancia y la generosidad en el amor.

Sembrar para cosechar, tener quien interceda por ti cuando tienes problemas (inclusive con Dios en el momento final), tener quien te acompañe en la soledad, quien te colme de bendiciones en la desgracia, quien te consuele en la tristeza, quien te abrace o bese cuando fallas, es fundamental en la vida. Ser coherente, vivir a plenitud con lo que vamos consiguiendo honradamente, luchar con sacrificio, darse el placer de compartir con los necesitados, ayudar a los pobres es el llamado que constantemente nos hace Jesús para entrar en la dinámica del Reino.

La lógica del Evangelio, la del Reino de los cielos no es la misma que tienen tantas personas que se desgastan por poseerlo todo, que presumen hasta de lo que no tienen, se jactan de sus riquezas; la lógica de pasar por encima de lo ético y de lo moral, de pararse en los demás para alcanzar lo que se ambiciona, la de comprar conciencias es la lógica que lleva a la condenación, a la falta de felicidad; quien solo vive para sus propias ambiciones y las necesidades que día a día se crea sin pensar en los demás, es la que lleva a comprar amores, amigos, familia. Es la de la injusticia, la del robo, la de la mediocridad.

El final de los que no fueron fieles a la misión, la de los malos administradores de la gracia de Dios, de los que suelen fallar en lo poco, de los que mienten piadosamente, de los que en la vida solo siembran para cosechar soledades, fracasos, desencantos, no es solo triste sino también condenatoria porque no vivieron sino para sí mismos y para saciar las propias ambiciones. Se dedicaron a servir al dinero y no a Dios, es decir a los distintos rostros que Dios tiene en las personas que día a día encontramos en el camino.

Los proyectos de Dios, “los sueños de Dios”, están esperando por cada uno de nosotros, por los que se van haciendo dignos de confianza y por los que saben que han venido al mundo como administradores del amor de Dios. Estamos llamados a darnos a Dios y a dar a los demás. Estamos llamados a usar los recursos tenemos con dignidad, honradez y sobre todo con generosidad. No vivamos para poseer sin sentido y solo por el placer de sentirnos grandes y dominadores, trabajemos por el Reino y cosechemos para la eternidad.

Con mi bendición:

P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.