PARA ESTA SEMANA SEPTIEMBRE 20 DE 2020
Lo que Dios quiere es que hagamos algo y nunca será tarde, por el pueblo, por su viña.
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Mi saludo que lleva los mejores deseos de paz y bien para esta semana y la invitación a dejarnos encontrar por Dios. No podemos seguir en la plaza pensando que a nadie le importamos o que ya es tarde para comenzar un nuevo proyecto de vida. Salgamos del encierro, de los propios miedos; Dios nos necesita para trabajar en su viña, para hacer algo bueno por el pueblo que Él mismo quiere invitar a una conversión de mente y corazón y lo quiere hacer con nosotros. Nunca es tarde para sentir el llamado de Dios.
Dios es soberano y ejerce con libertad su poder.
Dios soberano pretende siempre lo mejor para cada uno, es justo, generoso y además da a cada persona lo Él sabe que la persona puede resistir, puede dar y trabajar por el Reino. Dios, en Jesús, llega a nuestra vida y constantemente sale a encontrarnos, a invitarnos para que trabajemos en su viña que es su Pueblo y luego será su Reino. Siempre habrá un lugar para nosotros en la viña del Padre.
Somos hombres y mujeres capaces de mucho y eso Dios lo sabe. No importa la hora, lo que cuenta es que estemos dispuestos a no quedarnos sin hacer nada, que aceptemos el llamado y que trabajemos por el Reino de Dios, por la construcción de un mundo mucho más justo y lleno de bondad. Trabajar en la viña, es trabajar por el pueblo de Dios, es ser buena noticia para la humanidad.
Dios no excluye, a Dios no le importa la hoja de vida. Él nos conoce, sabe lo podemos dar. A Dios en todo momento le podemos seguir; con Él podemos recuperar la dignidad perdida, podemos volver a creer que podemos dar, que podemos ser mejores. Todos somos importantes, Dios no quiere a nadie que no tenga nada que hacer.
Dios no quiere una vida sin frutos por eso nos invita a la viña.
Dios nos hace iguales, nos da la misma dignidad. Dios es amor y su movimiento es de apertura. Trabajar en la viña del Señor es un regalo, es un privilegio. Estar en la viña es poder iniciar una nueva vida, encontrar el sentido de la vida. Dios es bueno con todos.
En la experiencia de la vida no falta quien sienta envidia de las cosas, quien quiera reclamar donde realmente no debería; no falta quien se la pase pendiente de los demás para luego criticar, inclusive al dueño de la viña, al Señor. Lo experimentamos, este reclamarle a Dios, en las comunidades de fe en la que ciertos personajes se creen con derechos de antigüedad o quieren una justicia de Dios que ignore su bondad y misericordia, que no quieren que muchos cristianos reciban el perdón de los pecados así sea al final de sus vidas o ante una enfermedad grave. Cuidémonos de los sentimientos de envidia o de creernos poseedores del amor y de la misericordia de Dios.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
Fuente: http://ow.ly/70SP50Bpi6C
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