CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

Para esta semana septiembre 25 de 2022

Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Mi saludo con los mejores deseos de paz y bien en el Señor que nos invita a no ser indiferentes frente a la realidad de dolor, de pobreza, de marginación que viven tantas personas y muchas de ellas muy cercanas a nuestra propia vida.

No es tiempo de encerrarnos en el propio esplendor y poderío, hacemos parte de un mundo que nos necesita; de alguna manera todos tenemos para compartir, para aliviar el dolor y la miseria que tienen algunas personas. Darnos cuenta, darse cuenta, saber que a la puerta de nuestra casa existe alguien que necesita de nosotros, que sufre.

Darse cuenta y abrirse es repetir el gesto del samaritano que se detiene ante el que fue asaltado y golpeado y le ayuda, le salva la vida; es repetir o tener el gesto de Jesús que se apiada de un hombre que llevaba más de 30 años esperando llegar a tiempo a la piscina para ser curado o el gesto aquel que lo llevo a acercarse al ataúd del hijo único de una viuda en Naín.

Gestos de apertura que además implican movernos, abrir la puerta, darnos, solidarizarse.

El cielo es para los pobres y abandonados, es para los humildes y generosos que entendieron que el amor es un motor que mueve a la solidaridad; el cielo está para los que ponen en práctica las enseñanzas de la Palabra de Dios.

Cielo es lugar de paz, de saciedad; es premio y bendición para todos los que entregando todo se han quedado con el Todo, con Dios mismo.

El rico sabía de Lázaro pero lo ignoró, se encerró en su abundancia y riquezas.

El pobre recibió el consuelo de Dios cuando murió, el rico fue ignorado por Dios y fue al lugar de la ausencia, de la muerte, del abismo. El rico sabía lo que tenía qué hacer y para qué eran las cosas y que en el compartir y ayudar al necesitado estaba la vida y al ignorar fue privado del cielo. El rico día a día fue construyendo su infierno, su propia soledad. Pierde su nombre y por lo tanto no podrá ser llamado por el amor.

Al rico que no veía a Lázaro, le llegó el momento de ver, de reconocer que toda su vida fue pobre porque careció de Dios, de su amor y misericordia. El pobre fue recompensado por en vida entendió que lo único que tenía era Dios que además le llenaba de esperanza cada día.

Para esta semana septiembre 25 de 2022

Fuente: https://parroquiacarmelitascucuta.com

Más reflexiones del Padre Jaime Alberto Palacio González, ocd

Para esta semana septiembre 25 de 2022