Divino Corazón de Jesús, Creador del cielo y de la tierra, Rey universal de las naciones y dueño absoluto de todas las cosas: Vos solo sois el Santo, Vos el Señor, Vos solo el altísimo, Vos nuestro único Dios, de quien emanan todo poder, autoridad y soberanía. Vos por quién reinan todos los reyes y dictan lo justo los legisladores: alabado seáis por todos los pueblos y gentes, ensalzado por toda criatura en los siglos de los siglos.
Gracias os damos, Señor, por todos vuestros beneficios, y principalmente, porque en los excesos de vuestra bondad, os habéis dignado elegir ( … ) para vuestra herencia, le habéis defendido de sus enemigos y le habéis colmado de vuestros dones.
Pero ¡ay!, que en vez de corresponder con gratitud a tantas larguezas, hemos pecado, Señor, hemos obrado la iniquidad, hemos procedido impíamente y nos hemos apartado de vuestros juicios y mandamientos.
Pero no miréis, Oh Dios piadosísimo, a nuestras iniquidades sino sólo a vuestra misericordia; apartad de nosotros vuestra ira, aléjense vuestros castigos de este pueblo.
¡Perdón, Señor, por todas nuestras iniquidades!
¡Perdón, Señor, perdón!
¡Perdón, por las faltas de nuestros sacerdotes!
¡Perdón, Señor, perdón!
¡Perdón, por los extravíos de nuestros legisladores!
¡Perdón, Señor, perdón!
¡Perdón, por la irresponsabilidad de los padres de familia!
¡Perdón, Señor perdón!
¡Perdón, por las maldades de todo nuestro pueblo!
¡Perdón, Señor, perdón!
¡Perdón, por los perjurios y sacrilegios!
¡Perdón, Señor, perdón!
¡Perdón, por la profanación de las cosas santas!
¡Perdón, Señor, perdón!
¡Perdón, por nuestras revoluciones y guerras fratricidas!
¡Perdón, Señor, perdón!
¡Perdón, por el odio contra la Iglesia y sus ministros!
¡Perdón, Señor, perdón!
¡Perdón, por los atentados contra vuestros representantes en la tierra!
¡Perdón, Señor, perdón!
¡Perdón, por los excesos licenciosos de la T.V. prensa, el cine y los teatros!
¡Perdón, Señor, perdón!
¡Perdón por los crímenes políticos!
¡Perdón, Señor, perdón!
¡Perdón, por nuestras injusticias!
¡Perdón, Señor, perdón!
¡Perdón, por todas nuestras faltas de caridad para con el prójimo!
¡Perdón, Señor, perdón!
Para nosotros, Señor, la vergüenza y la confusión, para nuestros sacerdotes, nuestros magistrados, nuestros padres de familia y todo nuestro pueblo, porque hemos pecado, hemos procedido inicuamente.
Sólo para Vos la gloria y la bendición. Ahora, pues, Dios de infinita bondad, inclinad benigno hacia nosotros vuestros oídos y escuchadnos: apartad de nosotros vuestra cólera, aplacad vuestro enojo, salvad a vuestro pueblo, sobre el cual ha sido invocado hoy vuestro santo Nombre.
Elevamos hacia Vos nuestras suplicas, no confiados en nuestra justicia, sino únicamente en vuestra misericordia. Mirad, Señor, desde vuestro Santuario, y desde lo excelso de vuestro trono, a la Víctima Santa que se inmola incesantemente por nosotros en el altar, al amantísimo Corazón de vuestro divino Hijo.
Por Vos mismo, Señor, por la honra de vuestro nombre, salvad al pueblo que habéis elegido para herencia vuestra, libradle de sus enemigos y haced ver a todo el mundo que es bienaventurada la Nación que os reconoce por su Señor y Dios.
Amén.
Fuente: Manual de Piedad Misioneros Oblatos