CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

REFLEXIÓN PARA EL 10 DE JUNIO

¡CUANTAS COSAS ALIENTAN MI ADMIRACIÓN!

Me agrada el día, pues su tiempo es mi oportunidad de progresar.
Satisface mi alma la noche porque en ella gozo del reposo necesario.
Me alegra la luz por que me permite disfrutar de la belleza de la creación.
Me complace la penumbra por que es propicia para la contemplación de mi mundo interior.
Acepto los obstáculos por que son un desafío a mi creatividad.
Recibo gratamente la recompensa por que es la remuneración a mi diligencia.
Valoro la tristeza porque en ella templo mi carácter.
Disfruto de la alegría porque rejuvenece mi espíritu.
Despierta tu capacidad de admiración ante las mil maravillas de la vida.
Tiberio López Fernández

EPÍSTOLA DE SANTIAGO

REFLEXIÓN PARA EL 10 DE JUNIO

CAPÍTULO  3

CAPÍTULO 3, 1-3

No os hagáis maestros muchos de vosotros, hermanos míos, sabiendo que nosotros tendremos un juicio más severo,
pues todos caemos muchas veces. Si alguno no cae hablando, es un hombre perfecto, capaz de poner freno a todo su cuerpo.
Si ponemos a los caballos frenos en la boca para que nos obedezcan, dirigimos así todo su cuerpo.

CAPÍTULO 3, 4-6

Mirad también las naves: aunque sean grandes y vientos impetuosos las empujen, son dirigidas por un pequeño timón adonde la voluntad del piloto quiere.
Así también la lengua es un miembro pequeño y puede gloriarse de grandes cosas. Mirad qué pequeño fuego abrasa un bosque tan grande.
Y la lengua es fuego, es un mundo de iniquidad; la lengua, que es uno de nuestros miembros, contamina todo el cuerpo y, encendida por la gehenna, prende fuego a la rueda de la vida desde sus comienzos.

CAPÍTULO 3, 7-10

Toda clase de fieras, aves, reptiles y animales marinos pueden ser domados y de hecho han sido domados por el hombre;
en cambio ningún hombre ha podido domar la lengua; es un mal turbulento; está llena de veneno mortífero.
Con ella bendecimos al Señor y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, hechos a imagen de Dios;
de una misma boca proceden la bendición y la maldición. Esto, hermanos míos, no debe ser así.

CAPÍTULO 3, 11-18

11     ¿Acaso la fuente mana por el mismo caño agua dulce y amarga?
12     ¿Acaso, hermanos míos, puede la higuera producir aceitunas y la vid higos? Tampoco el agua salada puede producir agua dulce.
13     ¿Hay entre vosotros quien tenga sabiduría o experiencia? Que muestre por su buena conducta las obras hechas con la dulzura de la sabiduría.
14     Pero si tenéis en vuestro corazón amarga envidia y espíritu de contienda, no os jactéis ni mintáis contra la verdad.
15     Tal sabiduría no desciende de lo alto, sino que es terrena, natural, demoníaca.

16     Pues donde existen envidias y espíritu de contienda, allí hay desconcierto y toda clase de maldad.
17     En cambio la sabiduría que viene de lo alto es, en primer lugar, pura, además pacífica, complaciente, dócil, llena de compasión y buenos frutos, imparcial, sin hipocresía.
18     Frutos de justicia se siembran en la paz para los que procuran la paz.REFLEXIÓN PARA EL 10 DE JUNIO

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