¡Divino Corazón de Jesús, Corazón hostia, Corazón Víctima… Corazón real y magnifico!… para quien los hombres ingratos no tienen sino olvido, indiferencia o menosprecio, permitid a vuestros fieles siervos que vengamos en este día a implorar misericordia a vuestros pies, y a ofreceros una solemne reparación por las traiciones y sacrilegios de que sois la adorable Víctima en el Sacramento de vuestro amor.
¡Sí, Corazón amantísimo, por todas las blasfemias que diariamente hacen retemblar de espanto a la tierra!
Os ofrecemos, Señor, nuestras reparaciones.
Por las sacrílegas profanaciones de vuestros sacramentos y del santo día que os está consagrado!
Os ofrecemos, Señor, nuestras reparaciones.
¡Por el olvido y menosprecio con que os trata la mayor parte de los hombres!
Os ofrecemos, Señor, nuestras reparaciones.
¡Por las inmodestias e irreverencias cometidas en el lugar Santo!
Os ofrecemos, Señor, nuestras reparaciones.
¡Por todos los crímenes que diariamente inundan como un diluvio a la tierra!
Os ofrecemos, Señor, nuestras reparaciones.
Oh majestad soberana tan profundamente ultrajada por el pecado, perdonadnos en consideración al Corazón adorable de vuestro divino Hijo, que incesantemente se sacrifica en todos los santuarios del mundo, víctima permanente de nuestros pecados. Aunque miserables delincuentes, nos atrevemos a presentarnos ante Vos, cubiertos con sus méritos, con su sangre y con su amor; y en reparación de nuestras culpas os ofrecemos sus adoraciones infinitas y continuas inmolaciones. ¡Ah! que la voz de esa sangre divina sea escuchada en favor nuestro.
Haced, Padre amantísimo, que desaparezca la culpa, y se establezca el Reinado de vuestro amor en el mundo, para que un día reinemos todos con Vos en el cielo.
Amén.
Fuente: Manual de Piedad Misioneros Oblatos